Cada segundo se vierten cerca de 250 kilos de residuos plásticos en los mares y océanos. La mayor parte de estos residuos proceden del interior y son arrastrados al océano por los afluentes y el viento. Alrededor del 75% de esta contaminación es invisible a nuestros ojos, ya que se hunde en el fondo de los océanos o flota mar adentro entre dos aguas.
Sin embargo, esta contaminación plástica es una amenaza muy real para la fauna marina. Las aves marinas, en particular, se ven gravemente afectadas. Al confundirlos con presas, ingieren sustancias plásticas que pueden tener consecuencias dramáticas para su salud, provocándoles obstrucción de las vías respiratorias, sensación de saciedad, bloqueo del tubo digestivo y muerte prematura.
Un estudio reciente de Hayley S. Charlton-Howard examinó los efectos de los plásticos en los tejidos de las pardelas pálidas de Australia. Los investigadores descubrieron una nueva enfermedad, la «plasticosis», inducida por la ingestión de plástico. Los resultados del estudio mostraron que las aves marinas que ingerían macroplásticos (mayores de 5 mm de diámetro) y microplásticos (menores de 5 mm de diámetro) mostraban un aumento de la fibrosis en sus tejidos. Se observó una formación excesiva de tejido cicatricial y fibrosis en los órganos que estaban en contacto directo con los plásticos y, más concretamente, en el tubo digestivo y el estómago del animal. Estos órganos internos se recubren de cicatrices que no se reabsorben y se deforman, con consecuencias para el crecimiento, la capacidad digestiva y la supervivencia del animal. También se encontraron elementos naturales, como piedra pómez, en los órganos afectados. Sin embargo, no causaron cicatrices similares, lo que pone de manifiesto las propiedades patológicas únicas de los plásticos.
Este estudio subraya la importancia de conocer mejor el impacto del plástico en los organismos vivos y de luchar contra esta contaminación. Actualmente se calcula que el 90% de las aves marinas tienen plástico en el estómago. Iniciado en 2021, LIFE SeaBiL es un proyecto europeo de tres años de duración. En España, Francia y Portugal, está evaluando el impacto del plástico en las aves marinas mediante el análisis de sus tejidos estomacales. También está ayudando a proteger a las aves marinas de la contaminación por plástico mediante la aplicación de medidas eficaces, en particular poniendo freno a esta contaminación en su origen.